miércoles, 18 de noviembre de 2009

Don Manolón.

Los médicos no solo están para las cosas malas. Don Manolón acudió eufórico a su médico y le dijo: -¡Hola doctor! ¡Hoy vengo a ti, para que me digas sobre el qué tiene de bueno haberme comido un enorme plato de fabada!

Travieso profeta.

La condición de profeta, solo debería adquirirse cuando se es mayor. Pregunten si no a los Reyes magos, sobre las travesuras que les propinó el Niño Jesús en cuanto llegaron a Belén...

Ladrones.

Tengo una suerte de tierra que está plagada de ladrones; mientras vallábamos la finca, no nos percatamos de que se encontraban en su interior. Ahora el caso es que no pueden salir de ella.

Falta de entendimiento.

Hablaba ingles y yo español. Esta incidencia no impidió estrecharla entre mis brazos y hacerle el amor. Ahora bien, mi semen pegó a las puertas de su ovario, pero no pudo entender del qué venían a hacer allí.

Yo fantasma.

Debo ser el más idiota de los fantasmas. Lejos de producir miedo, mi carácter humilde hace de mí un verdadero fantoche; Me lavan, me tienden, me planchan, me colocan en la cama y me pedorrean.

Voces sospechosas.

Intenté ensartar una aguja, y cuando me pareció haberlo hecho, escuché una minúscula vocecilla masculina que exclamaba: -¡Toma! Otra de hechuras femeninas suspiraba: -¡Ay!

El caballero.

En cuanto empezó la batalla, aquel caballero notó la querencia de su caballo en avanzar dos pasos adelante y uno de costado. Reconoció entonces su verdadera identidad; Una pieza lúdica sobre un tablero de ajedrez.

domingo, 15 de febrero de 2009

El año de los tiros.

En Moguer, un grupo de cazadores, escopeta y munición en valija, cercaron un palomar.
Se oyeron tiros y los batidores cayeron muertos al suelo.
Las palomas, Placidas, volaron al mato florido, sobre la luminaria de una brisa tardía, con olor a sangre caliente.

Cuenta atrás.

Cinco, dos, cuatro, FUEGO!, tres, uno.

El aula.

Espero la llegada de la hembra.

Sopa de piedras.

Sacó de la misma olla a toda la familia. Mientras todos degustaban su plato, fui yo el único que me atreví a declarar:
-¡Esta sopa es de piedras!-
Entre un estrepitoso rechinar de dientes, me miraban todos como si yo fuese un loco.

Ventana de calle.

Era tan bella que su padre obstinado, la tenía encerrada en la habitación. No consentía que saliera a la calle, de cara al mundo exterior agresivo y cruel.
Un día cualquiera, de un año cualquiera; quedó embarazada por las rejas de la ventana de calle.

Confesión.

No sabía cómo manifestar aquel pecado inmundo. Se acercó al confesionario y reveló:
-Ave maría purísima.-
-Sin pecado concebido- contestó el sacerdote.
-Padre; He pecado, he mentido y he metido.-

La miseria.

Enloquecida de envidia, al ver cómo su amado adquiría una pizca de poder, se acercaba a las puertas del palacete y mendrugo de pan que tuviera, se los arrojaba con toda su furia.
Mientras, el amado la miraba impotente y desvalido.

Fantasmas.

Una humilde familia compró un piso muy económico, pues decían de él que existían fantasmas.
A penas pasaron unos meses, efectivamente, fueron conociendo a sus vecinos del bloque.